El Barça supo hacer frente este domingo al frío y al horario tardío que, una vez más, resultaron unos factores decisivos para que el Camp Nou presentase una discreta entrada. Solo 60.005 espectadores asistieron a un duelo que, a priori, se presentaba más que atractivo ante un valiente Villarreal.
Con los únicos cambios de Bravo porTer Stegen en la portería y deRafinha por Rakitic en el centro del campo, Luis Enrique salía con todo para evitar que el ‘submarino amarillo’ hiciera de las suyas bajo el liderazgo de los hermanos Dos Santos, que volvían juntos a la que fuera su casa.
MESSI Y SUÁREZ, CARA Y CRUZ
Los azulgranas arrancaron el duelo con toda una declaración de intenciones al llevar el peso del juego.Leo Messi fue el primero en ponerse el mono de trabajo para espolear a sus compañeros con algunas acciones de crack, regateando en apenas una baldosa.
Diferentes eran las sensaciones en Luis Suárez aunque el uruguayo dispuso de buenas ocasiones para abrir la lata. Primero, tras una buena asistencia al espacio de Iniesta -que por momentos recordó su mejor versión- y segundo, tras un pase deAlves en paralelo a la frontal del área. Su disparo obligó a Asenjo a sacar una gran mano poco ortodoxa.
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