Luis Enrique evoluciona el sistema

"Quiero una versión atractiva y efectiva del 

Barça", dijo Luis Enrique en su presentación. 

Y lo está cumpliendo

Luis Enrique busca alternativas al sistema de juego del FC Barcelona

Cuando Luis Enrique asumió la dirección técnica del FC Barcelona aseguró que, además de llegar a con una ilusión ilimitada, trabajaría aspectos del juego para que el equipo no fuera tan predecible. "Queremos sorprender", dijo el 21 de mayo de 2014. Y lo está demostrando. Devoto del juego de toque, de tirar paredes y diagonales, el entrenador también explota otras maneras de jugar, como el contragolpe.
Un ejemplo fue el gol de Neymar en el Calderón el pasado miércoles, el empate a uno. El Barça, en apenas dos toques, se plantó en el área de Oblak y materializó un tanto que conjugó, además de técnica, velocidad y precisión.
La gran mayoría de los 94 goles que lleva el Barça en todas las competiciones se han gestado a través del típico juego que realiza el equipo desde siempre (salvo etapas puntuales), es decir, trabajando la jugada y esperando el momento oportuno para romper las pobladas defensas que se enfrentan al cuadro catalán.
Sin embargo, Luis Enrique sabe muy bien que una de las características de Neymar es su explosividad y que tiene que sacar partido de ella. El brasileño, por ejemplo, también fue determinante en una contra en el Barça-Athletic (2-0) de la tercera jornada al abrir el marcador en una contra en el minuto 79.
Además de las contras, el Barça también está sacando petróleo a la presión altaque está marcando su juego. Cuando roba el balón en campo contrario siempre contempla la opción de lanzar a los delanteros, por las bandas o por el centro, para ganar la espalda a la zaga contraria con infiltraciones a gran velocidad. Así llegó, por ejemplo, el gol de Munir contra el Elche en la primera jornada.
No se trata de traicionar el estilo. Ni de pervertirlo. Simplemente, se busca el bien común y colectivo. Además, si en el equipo hay jugadores con el talento de Messi, Xavi o Iniesta (que destacan por ver el juego a una velocidad supersónica) y velocistas como el propio Messi, Neymar o Pedro, ¿por qué no aprovechar sus cualidades en jugadas a la contra?
El debate queda abierto y habrá aficionados que defenderán que el estilo no se toca, que es innegociable, pero los hay que abogarán para que el equipo se muestre elástico y abierto a la manera de jugar que mejor le vaya dependiendo del marcador o el rival. En cualquier caso, el resultado siempre tiene un enorme peso específico y es el que acaba dictando sentencia.
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