La situación en Can Barça va a ser muy cambiante estos meses. Con la incógnita de los fichajes y la estabilidad de la junta directiva en entredicho, no hay más que pensar en positivo. Con Luis Enrique recuperamos un técnico con voluntad de ser no eterno pero casi. Él lleva tiempo estudiándonos y ha de dar con las claves de tan necesaria renovación.
En cuanto a los jugadores, faltan los nombres que nos ilusionen pero hay que ser paciente. Tan mal lo hicimos todos el año pasado que el próximo no puede ser peor. Dos objetivos tácticos son vitales: hay que evitar que el Atlético de Madrid vuelva a hacer una temporada tan buena y eso en parte se consigue con la autodesmembración del equipo ganador. El segundo objetivo es más relevante: evitar que Ancelotti se crea con la autoridad de comandar un nuevo Madrid victorioso.
Lo demás será cuestión de paciencia y buenos propósitos. Luis Enrique requiere de sus jugadores tanto como ellos de él. La directiva no debe tener problemas para quedarse en el cargo pero si la temporada empieza mal, la afición pedirá cabezas y no bastará la del querido Lucho.
Tenemos que recuperar a los mejores Messi e Iniesta y que los fichajes se conviertan en ilusionantes. La portería se renueva enteramente. En la defensa, sólo tenemos confianza ciega en Bartra pero los que se queden deben volver al nivel top. En el medio ya tenemos jugadores experimentados pero hace falta que lleguen al mes de marzo en plenitud de condiciones. En ataque entra Deulofeu y alguno se ha de ir para hacer hueco. Messi no puede andar más cabizbajo, da lo mismo el resultado del Mundial. Si su selección triunfa, el estará sin presión y si fracasa, por años no habrá objetivos destacados a la vista y tendrá que cuidarse pero a largo plazo para llegar al mundial en Rusia.
Ojalá la pasión culé retorne porque este año las caritas felices apenas se vieron. La gente ha de volver al estadio a disfrutar de futbol y ha de regresar justamente esa alegría por querer hacer cosas grandes. Toca ser de nuevo grandes en España y en Europa o corremos el riesgo de que el Madrid abra un ciclo triunfal que hay que evitar... a toda costa.
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