Tras un calvario en 2009-10 marcó el gol del Mundial.
Andrés encandenó lesión tras lesión, pero persistió y se resarció en Suráfrica
Leo Messi tiene muy cerca el mejor ejemplo para inspirarse y salir del bache anímico en el que se encuentra a causa de las lesiones que sufre, una tras otra. Al argentino le basta con mirar en su propio vestuario para encontrar a su compañero Andrés Iniesta y sacar fuerzas de flaqueza para afrontar los dos meses que tiene por delante.
Iniesta, que curiosamente fue quien sustituyó al argentino el pasado domingo en Sevilla, encadenó lesión tras lesión en la temporada 2009-10, en la que vivió un auténtico calvario personal, pero acabó aquella temporada cuajando un Mundial sensacional en Suráfrica e incluso marcando el gol que decidió la final contra Holanda. Difícil encontrar, pues, una mejor inspiración para Leo.
Hace cuatro años justos del calvario de Iniesta, que en la época tenía 25 años, sólo uno más que Leo en la actualidad, de modo que la historia tiene muchos paralelismos. Iniesta pagó en aquella temporada 2009-10 su enorme esfuerzo del final de la anterior, cuando fue el autor del inolvidable gol de Stamford Bridge y lo dio todo posteriormente en la final de Roma.
Llegó a esa cita lesionado, pero quiso jugar y lo hizo sin poder chutar en toda la segunda parte. Se jugó la carrera, literalmente, por ser importante en su segunda final de Champions con el Barça.
En la anterior, Rijkaard le había dado el gran disgusto de su vida dejándolo en el banquillo. Después jugó el segundo tiempo de París, es cierto, pero en Roma Iniesta quería estar en la foto del once inicial. Lo estuvo, pero acabó roto y lo pagó durante toda la campaña siguiente.
Iniesta incluso se perdió la final del Mundial de Abu Dhabi, al recaer en la semifinal. Toda aquella temporada fue una sucesión de lesiones y recaídas, pero Iniesta no se rindió a pesar de estar moralmente hundido en algún momento. Llegó al Mundial en buena forma y ahí se resarció con un torneo impecable y con el sensacional gol que dio a la selección española el primer Mundial de su historia e hizo de Iniesta un héroe nacional.
El paralelismo está claro. Messi, que tiene 26 años y marcó 46 goles en la pasada Liga, fue sustituido por Andrés en Sevilla e incluso recibió un cariñoso beso del manchego, tiene donde inspirarse para recuperarse, volver incluso con más fuerzas que antes y buscar el mismo desenlace en el Mundial del próximo verano en Brasil. Más parecido entre ambos casos, imposible.
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