La celebración fue íntima de la plantilla, sin técnicos ni auxiliares.
Edwin Calderon
Tras el pitido final, el vestuario del Barça fue una auténtica fiesta. El equipo había sufrido para vencer al Real Madrid y cuando los tres puntos ya estaban en el saco los futbolistas liberaron toda la tensión acumulada en forma de celebración.
Así, los jugadores azulgrana improvisaron un corro más o menos uniforme (no demasiado según cuentan algunos testigos) y dieron rienda suelta a su alegría al grito no demasiado original pero muy recurrente en estos casos de "¡¡¡Oéééé Oéé Oéé Oéé, Oéé Oéééé!!!".
Disculpen lo pedestre de la transcripción del cántico, pero seguro que la mayoría lo entiende porque es una cantinela que está a la orden del día cuando se celebra un triunfo.
Fue un arrebato de alegría coral de la plantilla, pero tuvo un claro protagonista al que todos buscaron para abrazarlo y celebrar el triunfo con él: Alexis Sánchez.
El golazo del chileno había llevado la tranquilidad a un Barça que las pasó canutas durante un buen tramo de la segunda parte y que vio cerca el empate blanco en el tiro de Cristiano que despejó Valdés y en el chutazo al larguero de Benzema. Pero cuando más sombrío pintaba el panorama, apareció Alexis con su maravillosa vaselina.
Por eso, cuando acabó el partido, cuando toda la plantilla se entregó a la fiesta, el de Tocopilla fue el más buscado. "¡¡¡Jugadorasoooo!!!", "¡¡¡Jugadorasoooo!!!", le gritaban todos sus compañeros, recordando la palabra con la que él mismo se definió ante la prensa chilena la pasada temporada cuando más arreciaban las críticas contra él por su inoperancia en el ataque del Barça.
Alexis, obviamente, se lo tomó de maravilla. Era su gran día y los elogios de sus compañeros eran la ratificación de que, como dijo en una entrevista con MD, por fin había explotado.
La celebración fue de la plantilla, sin técnicos ni auxiliares, quienes también lo festejaron pero por su cuenta pero con menos efusividad. Fue el momento del equipo. Una gran alegría después de varios sinsabores seguidos en los últimos Clásicos.
Edwin CalderonTras el pitido final, el vestuario del Barça fue una auténtica fiesta. El equipo había sufrido para vencer al Real Madrid y cuando los tres puntos ya estaban en el saco los futbolistas liberaron toda la tensión acumulada en forma de celebración.Así, los jugadores azulgrana improvisaron un corro más o menos uniforme (no demasiado según cuentan algunos testigos) y dieron rienda suelta a su alegría al grito no demasiado original pero muy recurrente en estos casos de "¡¡¡Oéééé Oéé Oéé Oéé, Oéé Oéééé!!!".Disculpen lo pedestre de la transcripción del cántico, pero seguro que la mayoría lo entiende porque es una cantinela que está a la orden del día cuando se celebra un triunfo.Fue un arrebato de alegría coral de la plantilla, pero tuvo un claro protagonista al que todos buscaron para abrazarlo y celebrar el triunfo con él: Alexis Sánchez.El golazo del chileno había llevado la tranquilidad a un Barça que las pasó canutas durante un buen tramo de la segunda parte y que vio cerca el empate blanco en el tiro de Cristiano que despejó Valdés y en el chutazo al larguero de Benzema. Pero cuando más sombrío pintaba el panorama, apareció Alexis con su maravillosa vaselina.Por eso, cuando acabó el partido, cuando toda la plantilla se entregó a la fiesta, el de Tocopilla fue el más buscado. "¡¡¡Jugadorasoooo!!!", "¡¡¡Jugadorasoooo!!!", le gritaban todos sus compañeros, recordando la palabra con la que él mismo se definió ante la prensa chilena la pasada temporada cuando más arreciaban las críticas contra él por su inoperancia en el ataque del Barça.Alexis, obviamente, se lo tomó de maravilla. Era su gran día y los elogios de sus compañeros eran la ratificación de que, como dijo en una entrevista con MD, por fin había explotado.La celebración fue de la plantilla, sin técnicos ni auxiliares, quienes también lo festejaron pero por su cuenta pero con menos efusividad. Fue el momento del equipo. Una gran alegría después de varios sinsabores seguidos en los últimos Clásicos.
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