Tata Martino se olvidó de rotaciones en San Siro. Salió con el equipo de gala que tenía en sus manos. Tenía que escoger y apostó por plantar cara al Milan con su mejor versión.
Edwin Calderon
Lo único que faltaba en el arranque era aguantar el chaparrón. Porque el Milan de Allegri quiso sorprender y puso la directa. Kaká, por momentos, parecía un juvenil con ganas de comerse el mundo. Nada que ver con el que el Real Madrid puso de patitas en la calle. Le acompañaba un Robinho con hambre de gol y más descarado que nunca. Balotelli lo veía desde el banquillo.
Del Barça no había noticias en los primeros minutos. Momentos de achicar como fuera, con sustos como un gol anulado a Muntari por fuera de juego, después de que Robinho inmortalizara a la defensa con su pase. Pero lo que no fue un susto fue lo que pasó en el minuto 9. Mascherano y Piqué no se entendieron en el centro del campo. El uno por el otro, la casa sin barrer y Robinho recuperando el balón para asociarse con Kaká y sorprender a Valdés. Torpedo a la línea de flotación tras la tormenta perfecta.
Tras el gol, los de Allegri se dejaron de alegrías y pasaron al plan B. Líneas juntas y balón para un Barça que no acababa de encontrar su rumbo. A Messi le costó 18 minutos probar suerte y estrellar el balón en la red exterior de Amelia. Los asistentes de Brych esta vez sí que hicieron bien su trabajo y no hubo 'no-goles' como en Hoffenheim.
BUSQUETS SACA PETRÓLEO
La máquina blaugrana empezó a carburar, con Xavi de director de orquesta y Sergio Busquets con el mono de trabajo. Ese mono con el que se convierte en un jugador imprescindible. Lo fue cuando ganó un balón en el centro del campo, Iniesta se inventó un gran pase y Messi fulminó tras un recorte. Empate en San Siro y el Barça, imponiendo la ley que no supo imponer en los primeros minutos.
El Milan siguió a lo suyo y dio otro susto a balón parado. El central Mexés se incorporó a rematar un córner y envió fuera su remate tras una salida en falso de Valdés. Pese a ello, el Barça ya era dueño del juego y empezaba a hacer trabajar a la defensa lombarda. Alves, que encontraba una autopista por su banda, puso un balón a Messi que Zapata desvió. Neymar, que ermpezó a aparecer tras el gol, lo intentó en chuts desde fuera del área e incluso Alexis puso en aprietos a Amelia tras un buen pase de Xavi.
Un servicio de Busquets a Messi que acabó desbaratando Zapata y un derechazo de Messi que salió lamiendo el poste pusieron el colofón a una primera parte en la que el Barça había enmendado su mala salida y daba la imagen que se esperaba de un once de gala.
DE PIFIA A PIFIA
Tata Martino y Massimilliano Allegri no movieron ficha tras el descanso. Había que ver si el Milan, tras el desgaste de la primera parte, iba a aguantar. Las miradas estaban puestas en un Kaká al que se le acababa el gas, pero el Barça tampoco encontraba la forma de superar el autocar lombardo, con nueve jugadores anulando los ataques barcelonistas.
Lo malo de estas situaciones es la confianza que se genera en el equipo que ataca. Y a veces se paga. Estuvo a punto de pasar en el munto 51 de partido cuando, después de un córner botado por el Barça, el Milan montó una contra que pilló 'in albis' a la zaga del Barça. Muntari envió un balón a Robinho, que entraba totalmente solo... pero el brasileño pifió el remate y pasó el peligro.
Le faltaba 'punch' a un Barça en el que Xavi buscaba socios. Estuvo a punto de conectar con Iniesta, pero Amelia respondió al flojo chut del de Fuentealbilla. No había fortuna. Messi y Neymar no podían brillar y atrás Sergio Busquets imponía su figura para barrerlos balones que hicieran falta.
San Siro rugió cuando Allegri hizo salir a Balotelli por Robinho. La afición del Milan ponía sus esperanzas en ese '45' que provoca debates allá por donde va. Pero no llevaba ni cinco minutos en el campo cuando estuvo a punto de ver cómo el Barça marcaba el 1-2. Messi envió un balón a Adriano. El brasileño podía chutar con su pierna buena... pero falló.
Mucho ruido y pocas nueces. El Barça no lograba su objetivo, al tiempo que el Milan asustaba en sus contras. Martino apostó por retirar a Alexis para dar entrada a Cesc. lo hizo poco después de que Kaká dijera basta y dejara su puesto a Emanuelson. pero la tónica no cambiaba. Agobio blaugrana, falta de pegada y amenazas locales.
SUSTO DE MUNTARI
Con Pedro por un Neymar sin suerte, el Barça quemaba sus últimas naves para buscar el tesoro de los tres puntos. Sin embargo, en uno de los pocos errores que tuvo Busquets, Muntari estuvo a punto de cambiar la suerte del partido pero el balón acabó en las manos de Valdés. Otro susto con final feliz.
A dos minutos de los 90, llegó otra gran ocasión para el Barça. Falta a Cesc perfecta para Messi, pero el argentino, tras reclamar sin suerte que la barrera se estaba adelantado, estrelló el balón en el muro milanista. Quedaba la carta del tiempo añadido. Un centro de Adriano que acabó en córner, un zambombazo de Alves que Amelia detuvo en dos tiempos y poco más. Brych, que tenía prisa, pitó el final cuando aún quebaban 20 segundos para cumplirse los tres minutos que añadió. Y el empate se hizo realidad.
Un punto que supo a poco y que permite al Barça mantener su liderato de grupo. El Milan volverá a ser rival en unas semanas, cuando regrese la Champions, ya en el Camp Nou. Ese Camp Nou que acogerá el sábado un partido en el que el Barça debe recuperar esa pegada que, como en Pamplona, se quedó en las puertas del estadio. Ya falta menos.
Del Barça no había noticias en los primeros minutos. Momentos de achicar como fuera, con sustos como un gol anulado a Muntari por fuera de juego, después de que Robinho inmortalizara a la defensa con su pase. Pero lo que no fue un susto fue lo que pasó en el minuto 9. Mascherano y Piqué no se entendieron en el centro del campo. El uno por el otro, la casa sin barrer y Robinho recuperando el balón para asociarse con Kaká y sorprender a Valdés. Torpedo a la línea de flotación tras la tormenta perfecta.
Tras el gol, los de Allegri se dejaron de alegrías y pasaron al plan B. Líneas juntas y balón para un Barça que no acababa de encontrar su rumbo. A Messi le costó 18 minutos probar suerte y estrellar el balón en la red exterior de Amelia. Los asistentes de Brych esta vez sí que hicieron bien su trabajo y no hubo 'no-goles' como en Hoffenheim.
BUSQUETS SACA PETRÓLEO
La máquina blaugrana empezó a carburar, con Xavi de director de orquesta y Sergio Busquets con el mono de trabajo. Ese mono con el que se convierte en un jugador imprescindible. Lo fue cuando ganó un balón en el centro del campo, Iniesta se inventó un gran pase y Messi fulminó tras un recorte. Empate en San Siro y el Barça, imponiendo la ley que no supo imponer en los primeros minutos.
El Milan siguió a lo suyo y dio otro susto a balón parado. El central Mexés se incorporó a rematar un córner y envió fuera su remate tras una salida en falso de Valdés. Pese a ello, el Barça ya era dueño del juego y empezaba a hacer trabajar a la defensa lombarda. Alves, que encontraba una autopista por su banda, puso un balón a Messi que Zapata desvió. Neymar, que ermpezó a aparecer tras el gol, lo intentó en chuts desde fuera del área e incluso Alexis puso en aprietos a Amelia tras un buen pase de Xavi.
Un servicio de Busquets a Messi que acabó desbaratando Zapata y un derechazo de Messi que salió lamiendo el poste pusieron el colofón a una primera parte en la que el Barça había enmendado su mala salida y daba la imagen que se esperaba de un once de gala.
DE PIFIA A PIFIA
Tata Martino y Massimilliano Allegri no movieron ficha tras el descanso. Había que ver si el Milan, tras el desgaste de la primera parte, iba a aguantar. Las miradas estaban puestas en un Kaká al que se le acababa el gas, pero el Barça tampoco encontraba la forma de superar el autocar lombardo, con nueve jugadores anulando los ataques barcelonistas.
Lo malo de estas situaciones es la confianza que se genera en el equipo que ataca. Y a veces se paga. Estuvo a punto de pasar en el munto 51 de partido cuando, después de un córner botado por el Barça, el Milan montó una contra que pilló 'in albis' a la zaga del Barça. Muntari envió un balón a Robinho, que entraba totalmente solo... pero el brasileño pifió el remate y pasó el peligro.
Le faltaba 'punch' a un Barça en el que Xavi buscaba socios. Estuvo a punto de conectar con Iniesta, pero Amelia respondió al flojo chut del de Fuentealbilla. No había fortuna. Messi y Neymar no podían brillar y atrás Sergio Busquets imponía su figura para barrerlos balones que hicieran falta.
San Siro rugió cuando Allegri hizo salir a Balotelli por Robinho. La afición del Milan ponía sus esperanzas en ese '45' que provoca debates allá por donde va. Pero no llevaba ni cinco minutos en el campo cuando estuvo a punto de ver cómo el Barça marcaba el 1-2. Messi envió un balón a Adriano. El brasileño podía chutar con su pierna buena... pero falló.
Mucho ruido y pocas nueces. El Barça no lograba su objetivo, al tiempo que el Milan asustaba en sus contras. Martino apostó por retirar a Alexis para dar entrada a Cesc. lo hizo poco después de que Kaká dijera basta y dejara su puesto a Emanuelson. pero la tónica no cambiaba. Agobio blaugrana, falta de pegada y amenazas locales.
SUSTO DE MUNTARI
Con Pedro por un Neymar sin suerte, el Barça quemaba sus últimas naves para buscar el tesoro de los tres puntos. Sin embargo, en uno de los pocos errores que tuvo Busquets, Muntari estuvo a punto de cambiar la suerte del partido pero el balón acabó en las manos de Valdés. Otro susto con final feliz.
A dos minutos de los 90, llegó otra gran ocasión para el Barça. Falta a Cesc perfecta para Messi, pero el argentino, tras reclamar sin suerte que la barrera se estaba adelantado, estrelló el balón en el muro milanista. Quedaba la carta del tiempo añadido. Un centro de Adriano que acabó en córner, un zambombazo de Alves que Amelia detuvo en dos tiempos y poco más. Brych, que tenía prisa, pitó el final cuando aún quebaban 20 segundos para cumplirse los tres minutos que añadió. Y el empate se hizo realidad.
Un punto que supo a poco y que permite al Barça mantener su liderato de grupo. El Milan volverá a ser rival en unas semanas, cuando regrese la Champions, ya en el Camp Nou. Ese Camp Nou que acogerá el sábado un partido en el que el Barça debe recuperar esa pegada que, como en Pamplona, se quedó en las puertas del estadio. Ya falta menos.
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